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LA HISTORIA DE LA ORDEN DE LOS TRAPENSES

Durante la historia del cristianismo se han creado muchas órdenes monásticas que suelen definirse en gran parte por el nombre de sus fundadores, aunque diferencias entre los seguidores de un mismo fundador sobre sus ideas y reglas llevaron a menudo a cismas y a la creación de nuevas órdenes.

Los trapenses pertenecen a la orden de los cistercienses y siguen la regla de San Benito (480-547), por lo que a su vez son benedictinos.

La regla de San Benito se basa en la idea de que el trabajo manual es fundamental para acercarse más a Dios. Así, los benedictinos vivían en clausura, alternando el trabajo manual con la oración.

San Benito decía que «había que vivir del trabajo de nuestras manos». Por eso todos los monasterios benedictinos se dedicaron a fertilizar los campos y a producir algún que otro producto para vender.

Como la Iglesia monopolizaba el conocimiento y la ciencia, y los monasterios eran los lugares donde se copiaban los libros y se estudiaba, no es de extrañar que los monjes hayan sido fundamentales en el desarrollo de la ciencia de la elaboración de cerveza.

En el monasterio donde vivía San Benito, Monte Cassino, en el sur de Italia, se servía vino a los huéspedes, pero a medida que la orden de los Benedictinos se extendió al norte de Europa comenzó a elaborarse cerveza en los monasterios. Así, el misionero San Columba, que cumplía su misión en Irlanda, escribió en el siglo VII sobre la cerveza que se elaboraba en su monasterio y en el monasterio de Sankt Gall, cerca de Zurich. Este último tenía en el siglo IX tres salas de elaboración de cerveza que se diferenciaban en función de las personas a las que iba destinada la bebida: una para los monjes, otra para los huéspedes y otra para los peregrinos.

A principios de nuestro milenio ciertos benedictinos, convencidos de que en sus monasterios no se seguían ya las reglas de San Benito, formaron otra orden con sede en Citeaux (Francia), en la que se retomaron las bases de la regla original.

Por el nombre de la ciudad de su sede esta orden recibió el nombre de Cistercienses

Los problemas originados por la Revolución Francesa y su anticlericalismo produjeron un éxodo de los monjes de Francia hacia países más seguros, y así se fundaron los monasterios trapenses en Bélgica y Holanda a finales del siglo XVIII y principios del XIX.En el Siglo XVII el abad Rancé del monasterio cisterciense de La Trappe, en Francia, llevó a cabo una reforma en su monasterio caracterizada por una severidad extrema. Otros monasterios siguieron su ejemplo y así se formó la orden de los trapenses, conocida por sus reglas muy estrictas, llamada también «La Orden de la Estricta Observancia»